Capitulo 9 "De regreso a la libertad"

- Quizás en estos momentos no tenga con que hacerlo, pero de por seguro que hasta un abogaducho de quinta como usted puede terminar preso así no haya cometido ningún crimen - replica alzando su tono de voz, Santos ofendido y sin contenerse le lanza un puño justo en el rostro tumbándolo al suelo por su pierna herida, pero este se levanta al instante con un poco de dificultad; le devuelve el golpe dando paso a una pelea con patadas, algo de sangre y ojos chispeantes hasta que el roce de una bala cerca de ellos les hizo separarse para observar que ocurría.
- Partida de imbéciles no van a solucionar nada a golpes - les dice Bárbara acercándose a Santos.
- ¿Bárbara? ¿Que haces aquí? - pregunta Santos aterrado.
- No es momento de dar explicaciones, vayámonos de aquí - responde seria, pero antes de salir de la hacienda le da una patada en la herida a Eduardo haciéndolo chillar de dolor.
- ¡Maldita bruja! - le grita Eduardo viéndola a lo lejos.
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- Ya llegamos a Altamira, ¿Podrías decirme por qué demonios nos disparaste? - le pregunta Santos un poco enojado.

- No iba a dejar que se mataran ahí, además no valía la pena que te agarraras a golpes con ese tarado, pero mírate tienes el labio roto, la camisa manchada de sangre y estas lleno de moretones - contesta cruzada de brazos.
- ¿No pensaste en que tal vez se te hubiera ido un tiro y nos podrías haber matado?
- Por Dios Santos no seas dramático, sabes perfectamente que tengo muy buena puntería, ¿Crees que mataría al hombre de mi vida?
- Tu enojada no lo dudaría...
- Que desconfiado - fueron interrumpidos por el timbre de un teléfono. 
- Es Cecilia - dice Santos observando el número que salía en pantalla.
- Yo contesto, tengo que hablar con mi muñeca - responde Bárbara tomando el teléfono - ¿Bueno?
"- ¡Bárbara!, que alegría me da oírte"
- A mi también me da mucho gusto Cecilia, ¿Dime como esta Mimi?
"- Ha estado muy triste, ella cree que estas enojada y quieres hablarle, te la voy a pasar."
"- Mami"
- Mi princesa, ¿Como estas?
"- Bien, ¿Por qué no me habías llamado?"
- Lo siento nena, es que tuve algunos contratiempos, se me perdió el teléfono y apenas llegue a la hacienda para hablarte.
"- Bueno pues en la noche nos veremos, es que sin querer por el desespero le pedí a Cecilia que nos devolviéramos y en 2 horas sale el vuelo - Bárbara trago en seco y se sintió aliviada de encontrarse libre."
- Entonces te espero, pero por favor ven directo a Altamira, es que en la hacienda están haciendo varias modificaciones y el polvo podría hacerte daño - miente.
" - Mmm...y si es cierto lo del trabajo o solo es una excusa para pasar más tiempo con el doctor Santos"
- Escuincla no empieces.
"- Esta bien me callo, pero los sentimientos no se ocultan"
- Sabes que muchachita anda más bien a terminar de arreglarte envés de decir incoherencias.
"- Ni modo, me voy pues...recuerda que te amo mamita"
- Yo también - cuelga.

- ¿Que te dijo? - pregunta Santos mirándola.
- Que llegan esta noche... no sabes lo que agradezco estar libre.
- Por lo menos, porque no me quiero ni imaginar lo que hubiera pasado.
- No, ni lo pienses.
- Supongo que estas cansada - murmuro Santos levantándose del sofá - ¿Por qué no vas a dormir un rato?
- Esta bien doctor Luzardo - responde incorporándose de la silla subiendo hacia la recamara de Santos, pero antes le dio un beso corto.
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 ...Horas después... 
Santos toco la puerta de la habitación donde dormía Bárbara, pero nadie contesto, dentro de la habitación Bárbara estaba despierta, al escucharlo tocar, se cubrió con las sabanas y fingió dormir, Santos espero un par de segundos, y abrió la puerta silenciosamente, entro y la vio dormir, se acerco a ella, y la observo.- Me encanta verte dormir, te ves tan mansa, tan tierna mi amor - deposito un beso en sus labios mientras ella abría los ojos fingiendo despertar.

- ¿Que haces? - pregunta Bárbara mirándolo aun a escasos milímetros de su boca.
- Estaba pensando que necesito tu amor, necesito tu tiempo, necesito besar tus labios - Bárbara tuerce el gesto al oírlo. 
- Aja, ¿Por qué carajos estas encima de mi? - exclamó - Me estas ahogando - lo empuja.
- Bárbara Güaimaran, ¿Te estabas haciendo la dormida? - dijo cruzándose de brazos.
- Emm...
- Ay es que las mujeres si son - protestó Santos.
- Las mujeres no, tu mujer - agregó Bárbara riendo.
- ¿Sabes que te amo? 
- Mmm no, fíjate que hace mucho no me lo dices entonces se me olvida - contesta tomándolo de la camisa para besarlo.
- No me diga eso, me va a tocar demostrárselo.
- ¿Si?, eso me gusta...

- Te amo - musita, se fundieron en un beso lleno de sentimientos contenidos; amor, pasión, ternura...Bárbara comenzó a desabotonarle la camisa mientras el hacia lo mismo con su blusa a la vez que recorría cada poro de su piel sintiendo que ese cuerpo le pertenecía, por ratos se perdía en la profundidad de aquellos ojos azules y no podía parar de admirarlos, sus prendas pasaron al olvido donde sus respectivos dueños disfrutaban de esa entrega mutua, cada caricia, cada beso queda marcada en la piel desnuda de Bárbara quien le dejaba pequeñas marcas de sus uñas en la espalda de él. La aferro a él para sentir que jamás se le escaparía de sus brazos.

- Extrañaba tanto estar así contigo - murmura Bárbara hundiendo el rostro en el pecho de Santos.
- Yo también, necesitaba abrazarte y tenerte solo para mi - responde jugando con un rizo de su cabello.
- No seas posesivo que no soy solo tuya... - Santos la mira con desaprobación - ¿Que?
- ¿Como que no eres solo mía? ¿A caso tienes otro hombre? - Bárbara se ríe.
- Cuanto dije que no era solo tuya me refería a que también soy de mi hija.
- Así las cosas son diferentes - la besa, alguien toca la puerta de la habitación.
- Santos, ¿Estas ahí? - pregunta Cecilia tras la puerta, ambos se miraron y de inmediato comenzaron a vestirse.
- Si tía dame un segundo, ya salgo.
- Esta bien.
- ¿Como le hacemos?, te imaginas que Kimberly este allí afuera, ¿Que va a pensar si salgo contigo? - susurra Bárbara.
- Pues que va a pensar, que nos estábamos amando - se burla Santos.
- No seas imbécil que esto es enserio.
- Entonces ve y te escondes en el baño, terminas de arreglarte y esperas a que pase un tiempo prudente para salir.

- Parezco tu amante escondiéndome de tu familia - dice Bárbara resignada encaminándose al baño.
- Es que eres mi amante - Bárbara lo miro furiosa y mejor calló mientras él abría la puerta - ¡Tía! ¿Como estas?
- Bien Santos, por cierto ¿Donde esta Bárbara?, Kimberly la esta buscando
- Este..., Bárbara se esta bañando arriba  - balbucea.
- Ahh, ¿Por qué este cuarto esta tan desordenado? 
- Tía una pregunta curiosa, ¿Por qué el interrogatorio? - dice pasándose una mano por la cabeza.
- Mejor organiza tu cama en lo que yo subo a buscar a Bárbara - Santos abrió los ojos.
- ¡NO! - se interpuso entre su tía y las escaleras.
- Santos, ¿Que te pasa? - lo mira Cecilia sorprendida.
- No creo que sea conveniente que subas tú.
- Ay Santos por Dios, déjame pasar - contesta quitandolo de su camino, entro a la habitación de huéspedes y Santos sentía que se iba a desmayar - Bárbara...
- ¿Si? - Santos suspiro al verla allí aunque no comprendía como llego.
- Mira te llego este paquete de la capital - se lo extiende.
- Vamos a ver de que se trata - exclama abriéndolo - Ah esto es para ti Santos...

- La prueba de ADN - dijo emocionado, pero al observar el contenido del sobre su expresión cambio radicalmente.