- Ya Santos, ¿Que pretendes? dímelo de una vez para acabar este jueguito de mal gusto.
- Bárbara esto no se va a terminar y lo sabes, en cuanto a lo que pretendo...solo quiero mi recompensa - le dice al fin tomándola de la cintura acercándose bastante a ella.
- Santos no - dice mirándolo para bajar hasta sus labios, no se pudieron contener y sin más terminaron besándose en pleno parque sin importarles que todo el pueblo fuera testigo de aquel acto - Por favor Santos no hagas esto más difícil - dice separándose un poco, poniendo sus dedos en los labios de él.
- No pongas obstáculos entre tu y yo Bárbara, déjate llevar - responde tomando sus manos besándola de nuevo, no duro mucho.
- Ya Santos, todo esto es una estupidez, yo no siento nada por ti porque no lo puedes entender...
- Simplemente porque te amo Bárbara.
- ¡Olvidame y déjame en paz! estoy cansada de que me digas mentiras como "Te amo" o de que me beses a la fuerza como todos esos hombres que me violaron alguna vez, me das asco...sabes que no tiene caso discutir contigo - le dice marchándose hasta el bar del hotel.
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- ¿Que le ofrezco Doña? - pregunta Josefa.
- Deme un tequila - pide observando que 2 hombres entraban al bar, ambos con ropa nada ordinaria, por el contrario se veía fina a Bárbara le llamo la atención que 2 hombres como esos estuvieran el Arauca, pero la pregunta era porque.
- David ya viste - le dice uno de los hombres al otro fijándose en Bárbara.
- ¿Qué?
- La mujer esa que nos esta viendo.
- ¿Que tiene Eduardo? es muy bonita siendo sincero - responde David sonriendole a Bárbara mientras ella se tomaba de un trago el fuerte licor en su copa.
- Lo que tiene de bella lo tiene de mala, esta es la mujer de la que te platique.
- Pues si lo que tiene de bella lo tiene de mala es el mismísimo diablo en persona - le dice caminando hacia el asiento que se encontraba junto a Bárbara, Eduardo se molesta y sale del lugar - Linda me das un whisky por favor - le pide a Josefa.
- Con muchísimo gusto.
- Hola - le dice David a Bárbara por cortesía.
- Hola, ¿Se le ofrece algo? - contesta alzándole una ceja, preguntando prácticamente que pretendía con ella.
- Tranquila, nada más quiero ser amable con una mujer tan bella como usted.
- Mmm gracias, pero resulta que en estas tierras los hombres no suelen hacer eso, para ellos las mujeres no son más que quien les de de comer, los consientan y les rasquen la panza.
- Bueno yo no soy de ese tipo de hombres como lo puede ver y usted no tienes cara de dejarse de alguno o ¿Me equivoco?
- Se nota que es capitalino y si tiene razón yo no soy de esas mujercitas chillonas y débiles que hacen lo que sea con tal de que el hombre no las deje.
- Me gusta conocer una mujer diferente a todas, le voy a confesar algo...donde yo vivo las chicas me buscan por el dinero y solo basta que yo entre al lugar y caen rendidas a mis pies, pero yo no quiero algo así.
- Como que levanta muchas pasiones ¿No?, pero usted no esta nada mal - contesta al comentario - Bárbara Güaimaran - le extiende la mano.
- David Floréz - se presenta tomando la mano de Bárbara.
- No quiero ser entrometida, pero si me causa un poco de curiosas el motivo por el que vino.
- En realidad es que estoy cansado de mi vida, del dinero y de la ciudad así que le compre la hacienda a mi primo Encarnación, supongo que lo conoció.
- Ah si, entonces usted ha de tener bastante dinero como para comprar una hacienda.
- Que le digo soy dueño de una cadena de compañías de arquitectos franceses.
- Es interesante, viene de Francia... - le dice con interés.
- No, estos últimos años estuve viviendo en Canadá, pero mi juventud la pase en Francia aunque nací aquí.
- Luego de todo este enredo de lugares, ¿No me estará tomando el pelo para decirme que nació aquí?
-¡Quien se atrevería a tomarle el pelo a una mujer tan bella!, me explico nací en San Fernando, pero en ese tiempo mi padre era el gobernador así que nunca me falto nada y el mismo fue quien decidió mandarme a estudiar a Europa.
- Fue una buena decisión mírese ahora.
- ¡Salud por eso! - dice gentilmente, Bárbara alza su copa para responderle al gesto y luego la bebe.
- Un gusto platicar con usted, pero se me hace tarde y me tengo que ir - le dice poniéndose su sombrero - Adiós.
- Adiós Bárbara Güiamaran - contesta mientras Bárbara salé del hotel para encontrase con su hija en la plaza.
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- ¿Como la has pasado chiquitina? - pregunta Santos reuniéndose con ellos.
- Bien, toñito y yo nos montamos en todos esos juegos - dice señalándolos.
- Que bueno que te hayas divertido, pero ¿Que te parece si tu y tu mamá van a cenar a Altamira?
- Me encantaría, pero no creo que a mamá le guste la idea y no me dejara.
- Esperemos a que llegue y le dices - sonríe Santos.
- Allí viene - dice corriendo a sus brazos.
- Mi amor ¿Como estas preciosa? - le dice Bárbara con ternura.
- Bien mami.
- Bárbara ¿Aceptas una invitación a cenar con tu hija en Altamira? - pregunta Santos, Bárbara tuerce la mirada.
- Por favor Bárbara, podría ser una buena ocasión para limar las perezas entre nosotros - completa Cecilia con buenas intenciones.
- Andale mami di que si - le pide la pequeña.
- Esta bien - suspira Bárbara.
- Me alegra que aceptaras - le dice Cecilia.
- Yo me llevo a esta pequeñita con Toñito y Antonio en la camioneta - dice Santos.
- Cecilia entonces vente tu conmigo no tenemos opción - contesta Bárbara caminando con Cecilia hacia su camioneta a la vez que los otros se iban en la suya.
- Bárbara gracias por decirme que Kimberly es mi sobrina, no sabe la alegría que me ha dado - dice Cecilia ya en la camioneta con Bárbara rumbo a Altamira.
- No tiene nada que agradecer, nada más le puedo pedir silencio absoluto.
- Cuente con eso, sabe una cosa ahora que lo pienso no es tan mala como pensaba, ha hecho un gran trabajo con Kimberly - Bárbara ríe.
- Ay Cecilia a esa niña la amo con mi vida entera, lo único que lamento es no haberle dado el mismo amor a Marisela - dice resignada.
- Últimamente me he puesto en su lugar y es difícil aceptar un hijo que uno no se lo espera, luego de ser forzada a eso, además usted había sufrido mucho no sabia lo que era amar a un hijo.
- Tiene razón en eso, yo nunca tuve una madre y mi padre que puedo decir a él solo le importaba el dinero... Cecilia ya que estamos aquí de sinceras quisiera pedirle perdón por todo el daño causado, créame que la admiro.
- Todos nos merecemos una segunda oportunidad y te pido perdón por juzgarte sin conocerte.
- ¿Nos vamos a tutear? Ta bueno - se ríen Bárbara y Cecilia.
- Kimberly es una niña maravillosa, ¿Te contó de la exposición que nos hizo hoy en la escuela?
- Iba hacerlo, pero llego tu sobrino a interrumpirnos.
- Eso es habitual en Santos, pero que te cuento tu hija se parece bastante a su padre sin querer nos comento que quería ser abogada además de una hacendada con mucho dinero.
- Esa mocosa me hace sentir cada día más orgullosa, pero lo que me temo es que si sigue comunicando tanto sus ideas se den cuenta de que es hija de Santos Luzardo...
- Lo que pasa es que no podemos evitar que no se exprese - dice bajándose de la camioneta para entrar a la hacienda en compañía de Bárbara.
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...En Villa Floréz....
- ¿Pudiste sacarle alguna información? - pregunta Eduardo con semblante serio.
- Mira Eduardo vamos a dejar las cosas claras, no pienso hacerle daño a una mujer que no me ha dado motivos aparte no soy de la misma calaña que tú y si te digo la verdad la Doña es una mujer completamente diferente a como la plantean - contesta pensando en ella y defendiéndola de las calumnias dichas por Eduardo.
- ¿Que te pasa David? sabes perfectamente cuales son nuestras intenciones con esa arpía.
- Esas son tus intenciones no las mías, yo vine a cambiar de ambiente si te parece bien que bueno y si no pues ahí están las puertas abiertas - sentencia encerrándose en su habitación un poco molesto.
- No importa si no me quieres ayudar David eso no me va a impedir que haga lo que me plazca con esa mujer.
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- La cena ya esta lista - los llama Casilda para que pasen a la mesa. Todos se sientan en sus respectivos lugares en uno de los extremos Santos y a su lado Cecilia y Kimberly.
- ¡Buen provecho! - les dice Cecilia.
- Gracias igualmente - responde Bárbara.
Un rato después de que comenzaran a cenar ocurrió algo muy curioso para los presentes, Santos y Kimberly tomaron al mismo tiempo una tostada y le untaban mermelada de igual manera haciendo que la atención se fijara en ellos, Bárbara se puso pálida pensando que en ese momento se descubriría su secreto. El silencio se hacia presente en aquel lugar, Cecilia noto que Bárbara estaba tensa viendo como Antonio la miraba serio sospechando algo.
- Que extraño - dice al fin Antonio.
- ¿Que es lo extraño? - pregunta Santos alzando la mirada.
- El que estemos todos juntos aquí - completa Cecilia tratando de ayudar a Bárbara quien aliviada le hace un gesto de agradecimiento.
- Si, en realidad es algo nuevo que la doña haya aceptado sentarse a la mesa con nosotros - dice Santos sin percatarse de lo ocurrido.
- Yo no me refería...¡Auch! - recibe un pellizco Antonio de parte de Cecilia para que no interviniera más, Santos los miro extrañado.
- ¿Que es lo que esta pasando aquí?, siento que me están ocultando algo - dice Santos torciendo el gesto.
- No pasa nada es solo su imaginación doctor Luzardo - le contesta Bárbara.
El tiempo se fue volando entre risas en una cena amena, Bárbara no podía evitar sentirse incomoda no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, pero sin embargo lo disfruto. Santos a ratos le daba algunas miradas a Bárbara y ella se las devolvía prácticamente por instinto. Llego a su casa y su pequeña hija ya venia dormida desde Altamira estaba rendida del día.
Salió el sol en el Arauca dando paso a un nuevo día, Bárbara se había levantado desde muy temprano, no le agradaba mantener en cama. Era ya medio día Bárbara estaba en el jardín de la hacienda sentada en un banquito fumando uno de sus puros sin prisa cuando sintió llegar a un hombre en un caballo.
- Bárbara Güaimaran - dice David con una sonrisa de verla bajándose de su caballo.
- David ¿Como esta? - pregunta ella levantándose a saludarlo.
- Trátame de tú, ¿No somos amigos?
- Mmm tanto así como amigos... - se ríe - no suelo darle mi amistad a capitalinos, pero tú me caíste bien, espero no me defraudes con eso te digo todo.
- No tienes de que preocuparte, vine a conocer a mis vecinos y me encuentro con semejante belleza.
- Gracias.
- Cuéntame más de ti, ayer te conté algo de mi vida y yo quisiera conocerte mejor.
- Supongo que ya sabes bastante sobre mi, eso se rumora por todo el llano...que más te puedo decir tengo una hija de 10 años...
- Entonces eso quiere decir que estas casada ¿No?
- No, te sorprenderás, pero el padre de mi hija no es lo que parece.
- No me digas que es uno más de esos hombres que me planteaste ayer.
- Bueno tanto como esos desgraciados tampoco, es más de tu tipo - David abre los ojos asombrado - Hombre David no me abras esos ojos que no te voy a echar gotas.
- Es que para ser un hombre de ciudad no entiendo porque no esta junto a ti.
- Y es mejor que aún no lo entiendas, luego te contare sobre eso - Bárbara vio como a lo lejos venia Santos en su caballo y se tenso un poco - ¿Me harías un favor?
- Si claro, ¿Que tengo que hacer?
- Sígueme la corriente...- le dice besándolo mientras Santos muy molesto los veía, sentía que le hervía la sangre, Bárbara era solo suya y no quería que alguien más se atreviera a tocarla con esa escena enfrente deseaba moler a golpes a el desgraciado que besaba a Bárbara.
haaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!..... esta muy buena por fis sige
ResponderEliminarEsta buenisimo Manu me encanta!!! Que cara se le quedara a David jajaja cuando reciba un puñetazo jajajja
ResponderEliminarjiajisjijsiajiajis yo también estoy esperando ver como quedara David jjajjjaja por favor sige con la novela
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