domingo, 5 de enero de 2014

Capitulo 3 "No te pienso dejar ir..."


Bárbara se separa de él y mira a su alrededor buscando algo para ser original, cerca de ellos se encontraba el río, así que ahora es ella quien lo besa y lo conduce a la orilla del río donde separándose lo empuja haciéndolo caer al agua.
- ¡Te la ganaste por imbécil! - le grita saliendo del lugar. 
- Pues no me arrepiento de nada - grita respondiendo, Bárbara al oírlo despaldas se lleva los dedos a lo labios sonriendo mientras el salía del agua empapado.
- Yo tampoco - dice para sí misma.
- Tu no me vas a dejar aquí y así todo mojado - sentencia tomándola por detrás y tirándola al agua - Ahora estamos a mano Doña - se burla él.
- Te vas arrepentir - contesta enojada saliendo del agua rumbo al miedo, desprendía chispas por los ojos primero por el beso aunque le gusto y segundo porque estaba emparamada a la vez que el se reía triunfante. 
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- Kimberly es tu turno para presentarnos tu exposición - la llama Cecilia un poco distraída metida en sus pensamientos.
- Con gusto maestra...- responde levantándose de su asiento - Compañeros hoy quiero hablarles de lo que quiero ser de grande...pues de eso se trataba la tarea, para empezar siempre me ha llamado la atención el derecho.

- ¿El derecho? Pero si tu estas bien chiquita - se asombra Cecilia por su respuesta.
- Si profe, es que usted misma ha visto las injusticias que se cometen en estas tierras y no solo aquí, estuve investigando y más que todo en esas ciudades grandes entonces yo quiero defender a las víctimas inocentes...pero también quiero llegar a ser una hacendada bien adinerada como mi madre, que no le tiene miedo a nada - le dice Kimberly conmoviendo la con sus palabras, para ser tan pequeña tenía muy claro su futuro además que con lo que había dicho Cecilia veía el parecido de Santos en ella - Además quiero implementar varias estrategias para civilizarnos un poco más, que nosotros sigamos estudiando y logremos llegar a ser profesionales como cualquier otra persona.
- Wow Kimberly gran exposición! - responde Cecilia aplaudiendo junto con sus compañeros.
- Gracias - sonríe Kimberly aliviada por los buenos comentarios.
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En el miedo...
Bárbara se bajá de su caballo y entra inmediatamente a su hacienda sin dar explicaciones.
- Bárbara por Dios ¿Qué te paso? - pregunta Eustaquia viendo a Bárbara chorreando agua.
- Que el causante de mis desgracias me lanzo al agua, así de sencillo - le contesta caminando hacia el baño.
- ¿Pero como?
- Ay vieja no preguntes estupideces, el muy imbéciles me beso y yo por desquitarme lo empuje al agua, pero como no sabe perder me tiro al agua - réplica secándose con una toalla.
- Ustedes 2 están locos mira como llegas - la regaña.
- Ya, ya por favor déjame sola que me voy a bañar además que necesito pensar - le dice cerrando la puerta. Un rato después se mete en su tina ya con espuma, sales minerales y sus rosas tal y como ella acostumbraba a darse sus largos baños, deseaba relajarse para tratar de aclarar sus pensamientos o quizás no eran sus pensamientos sino sus sentimientos.
- Eres un imbécil, un tarado, un bobo, eres un... un guapo - sonríe jugando con el agua - doctorcito usted aún besa muy bien eh, ninguna queja...me va ser tan difícil hacerte sufrir si sigues así Santos Luzardo, me tienes muy confundida, pero esto no puede continuar, me voy a enloquecer.
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- Hola Eustaquia, ¿Y mi mamá? - pregunta Kimberly saludando de beso a su nana.
- Anda por allí dándose un baño, ¿Y tu como fue que llegaste? 
- Mama mando a Melquiades...
- Ahh.
- Oye Eustaquia puedo hacerte una pregunta sin que mama se entere - dice la nena con ternura.
- Si mija, ¿Qué pasa?
- ¿Por qué mama no quiere que yo regrese a Altamira? Bueno es que en realidad si lo pienso me lo prohibió desde que llegó el hombre ese que nombran tanto - pregunta con inocencia.
- Ay pequeña, tu mama tendrá sus motivos para no dejarte ir, pero despreocúpate que te dejara regresar más pronto de lo que crees.
- Ojalá así sea, porque yo quiero ver a los hijos de la terneras, a toñito y a los peones.
- Hola mi princesa - salé Bárbara del baño abrazando a su hija - ¿De que hablaban?
- De nada - le contesta Kimberly mirando a Eustaquia con un gesto de complicidad.
- ¿Que me andas ocultando niña? - pregunta cruzada de brazos esperando una respuesta.
- En serio nada ma, más bien porque no vamos a comer y así te platico como me fue en la escuela.

- Esta bien - la carga y la lleva al comedor.
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- Ni me molesto en preguntar como es que te mojaste porque vi a Bárbara igual saliendo bien molesta en su caballo ¿Que le hiciste? - pregunta Cecilia cruzada de brazos.
- Nada más la tire al agua para apaciguar el ambiente - se burla Santos - no me mires así tía, tan sólo quería vengarme.
- Pareces un niño chiquito.
- Nadie me va a quitar esta felicidad que traigo.
- ¿Y eso como por que motivo?
- Bese a Bárbara, ella me empujo al agua y yo igual...por ahí se comienza todo.
- Dios mío y si se entera - dice Cecilia saliendo de allí.
- Tía no me dejes así, ¿Qué ocurre? - la sigue.
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- Mami, ¿Me llevas al parque un rato? mira que mañana no tengo escuela y así pasamos la tarde juntas - la convence sonriendo.
- Claro que si princesa, dame un momento me visto y nos vamos - le dice Bárbara entrando a su recámara, arreglándose con algo liviano y suelto por el calor que hacía en ese día, así que decidió ponerse un vestido blanco y dejar su cabello suelto. Ambas salieron al parque y se sentaron debajo de un árbol a platicar.
- Ma no quiero ser inoportuna, pero cuando me vas hablar de papá - dice la chiquilla deshojando una flor.
- Cuando sea el momento corazón, es que tu no podrías entender muchas cosas - le explica con ternura.
- Yo si entiendo, pero si no me lo quieres decir no importa... es que en la escuela todos hablan de sus padres y bueno yo no tengo nada que decir porque no se quien es ni que hace - contesta bajando la mirada un poco triste, Bárbara siente un nudo en la garganta, jamas hubiera deseado que su hija pasara por una situación así, pero ella estaba empeñada en ocultar la verdad.

- Princesa yo no quiero que tú sufras por algo así, pero créeme que a veces la verdad duele tanto que es mejor ocultarla para sonreír - le dice Bárbara abrazando a su pequeña.
- Mejor cambiamos de tema ¿No?, sabes me cayo muy bien este hombre...¿Cómo es que se llama? - contesta pensando para recordar el nombre mientras Bárbara la miraba fijamente - Ah si Santos Luzardo fue que me dijo.
- Pues que bueno Mimi - finge Bárbara aunque por supuesto no le gustaba para nada que su hija socializara con Santos.
- Oye, pero creo que esto si me lo puedes contestar...¿Que tiene que ver este señor con nosotros? - pregunta mientras Bárbara se pone pálida.
- Es que él es...como te digo es un gran amigo de la familia - responde nerviosa.
- Pero tu nunca me platicas de él - dice frustrada - ¿Verdad que esta bien apuesto?
- Vente mocosa como me vas a decir eso si él podría ser tu padre - la mira Bárbara aterrada.
- Niegamelo...
- Escuincla que te pasa, tu estas muy chiquita pa andar fijándote en hombres así.
- Yo no lo quiero para mi.
- ¿Entonces?
- Para ti - Bárbara casi se desmaya con la respuesta de su hija - el caso es que me digas que si esta guapo.
- Como me vas hacer decirte eso, además pues no él y yo no congeniamos.
- No mientas, dime que es guapo - insiste la pequeña.
- Esta ahí 2/3.

- Mamá - le dice seria.
- Bueno si, si Santos Luzardo esta bastante guapo ¿Contenta? - Kimberly se queda paralizada al ver quien estaba detrás de Bárbara.
- Con que estoy muy guapo...- le dice Santos para sorpresa de Bárbara quien se lleva las manos a la cara cayendo en cuenta de lo que acababa de ocurrir, Kimberly tenia un poco de risa al ver en la penosa situación en la que se encontraba su madre.
- Tú y yo arreglamos en casa oíste - le advierte a su hija volteándose a ver a Santos - ¿Como le va doctor Luzardo? - trata de evadir el tema.
- Muy bien gracias y tu chiquitina ¿Como estas? - le pregunta a Kimberly sonriendo.
- Bien.
- Parece que hoy es nuestro día de encuentros ¿No cree doña? - le dice Santos a Bárbara quien lo mira fastidiada a la vez que Kimberly los observa confundida.
- Para mi desgracia - responde poniéndose de pie al igual que su hija.
- Las invito a comer un helado, ¿Que te parece Kimy? 
- ¿Podemos? - pregunta la niña mirando a su madre suplicante a quien no le parece muy buena idea, pero por no darle explicaciones accede.
Ya habían comprado el helado para la pequeña y decidieron caminar un rato, Kimberly iba delante de ellos entretenida en su postre mientras Bárbara y Santos iban detrás en un silencio absoluto.
- Estuvo muy mal lo que hizo en la mañana - le dice Bárbara en voz baja.

- Usted no se queda atrás doña mire que eso de empujarlo al agua no es de buena educación - le dice burlándose descaradamente.
- Se lo merecía por abusivo - contesta mirándolo matadoramente.
- Me merezco otra cosa - dice tomándola de la mano, Bárbara trataba de zafarse, pero este lo impedía y no quería soltarla.
- Suéltame imbécil - replica forcejando.
- No quiero, además tienes que recompensarme por la bañadita.
- Ja-Ja-Ja puedes llorar.
- ¿Kimy me harías un favor? - pregunta Santos ocultando su mano y la de Bárbara tras su espalda.
- Si claro.
- Ves que junto a la iglesia están Cecilia, Antonio y toñito - los señala - porque no vas a jugar con toñito...
- ¿Y mi mamá?
- No te preocupes yo me quedo platicando con ella - le contesta convenciéndola, así que la pequeña se encamina lentamente por su tobillo hasta la iglesia.
- ¿Por qué demonios haces que mi hija se vaya? 
- Porque necesito que estemos solos.
- Definitivamente tu no entiendes las cosas, no me interesa nada contigo Santos Luzardo.
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- Hola - sonríe Kimberly.
- Hola princesa ¿Como te va? - pregunta Antonio amablemente.
- Muy bien gracias.
- ¿Que haces por aquí tan solita?

- No, es que el señor Santos me pidió que viniera con ustedes - Cecilia alcanza a ver una seña que le hace Santos de que la entretengan un rato.
- Ya veo - contesta Cecilia.
- No bueno entonces vamos con toñito a la plaza de juegos - propone Antonio.
- Buena idea - responde Kimberly emocionada.
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- Josefa si viste a la doña y el doctor Luzardo bien juntitos por el parque - le dice Federica mirándolos.
- Ay Federica es que la doña no pierde tiempo, apenas se entero que el doctorcito regresó salio corriendo a acostarse con él.
- Tienes razón, pero tu no notas algo raro en esos 2.
- Que la doña le anda huyendo sera...,pero demás que es un juego que se traen.
- Mi madrina es una viva
- Pero nosotras lo somos más, créeme que si pudiera le coqueteaba al doctor.
- ¿Que te lo impide? 
- Por Dios Federica tu sabes que yo soy muy de mi casa y de mi marido, eso no son cosas para mi - Federica se burla.
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- Ya Santos, ¿Que pretendes? dímelo de una vez para acabar este jueguito de mal gusto.
- Bárbara esto no se va a terminar y lo sabes, en cuanto a lo que pretendo...solo quiero mi recompensa - le dice al fin tomándola de la cintura acercándose bastante a ella.
- Santos no - dice mirándolo para bajar hasta sus labios, no se pudieron contener y sin más terminaron besándose en pleno parque sin importarles que todo el pueblo fuera testigo de aquel acto.

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