Capitulo 2 "Reencuentro"

-¿Quien es tu madre?
- Yo - dice Bárbara entrando por la puerta a la vez que Santos se quedaba atónito de verla tan bella con su cabello en cascada y un chaleco blanco. Todos sus sentimientos volvieron a latir con el solo hecho de verla allí en frente suyo.
- Mamá - decía Kimberly con alegría de verla.
- ¿Como llegaste aquí? Estaba muy preocupada - responde abrazándola siéndole indiferente a Santos.
- Me dañe un tobillo - le muestra su pierna. Cecilia veía la tensión que se sentía en el ambiente y decidió intervenir.
- Oye Kimy ¿No tienes hambre? - pregunta Cecilia con la intensión de dejar solos a Bárbara y Santos, después de tanto tiempo tendrían mucho de que platicar, en especial de Kimberly. 
- Un poco.
- Ven acompáñame a la cocina y preparamos algo para las 2 - Kimberly mira a su madre pidiéndole permiso quien asiente con la cabeza mientras Cecilia le ayuda a caminar a la niña apoyada sobre ella.
Quedaban Bárbara y Santos solo en la sala, ella con su parado habitual desviando la mirada hacia otro lado, pero el no disimulaba nada que la estaba viendo fijamente a los ojos. 
- Bueno ya basta, ¿Que tanto me estas viendo? - pregunta ella con cierta incomodidad, torciendo el gesto enojada.

- Aún no puedo creer que sigas aquí - contesta el, ella le alza una ceja con altanería - Bárbara tenemos que hablar de algo muy serio.
- Aja no me digas, hasta donde yo se no tengo nada que discutir contigo Santos Luzardo - dice encaminando a la puerta.
- Tu no te me vas a escapar - responde tomándola del brazo y tapándole la boca para evitar que grite, luego la toma de la cintura y cargándola la encierra en el despacho.

- ¡No tienes ningún derecho a encerrarme aquí imbécil! - dice dándole algunos golpes en el pecho.
- Necesito que me expliques algunas cosas, ¿Desde cuándo tienes una hija? 
- Que no es obvio doctorcito... Pues hace 10 años nació Kimberly - dice cruzada de brazos.
- Pero quien es el padre de ella, hasta donde se tu no estas casada ni nada...
- Vamos a poner límites eh, tu no tienes porque andar hurgando en mi vida privada - lo señala - en cuanto al padre de mi hija, podría ser uno de los peones tu mismo me has dicho que me acosté con todo el Arauca ¿No?
- Bárbara...
- Cállate, pensemos podría ser de León... O hasta de uno de tus peones como Pajarote o quizás Maria nieves - réplica burlándose descaradamente provocando la evidente molestia de Santos.
- ¿Te estas burlando de mi Bárbara Guaimaran? - frunciendo el ceño.
- ¿Yo? ¿Por quien me tomas? - se ríe por lo bajó.

- Ya Bárbara en serio, lo que quiero saber...
- Lo que quieres saber es si es tu hija, pues fíjate que NO... Yo quede embarazada mucho después de que te fuiste - miente.
- No entiendo nada - se pasa una mano por la cabeza - Tu y yo nos amamos...
- Pero si que eres convencido doctorcito, tu y yo nos amábamos ¡Pasado! - le contesta seria -tú y yo somos historia ya no hay nada que nos una ¿Entiendes?
- ¿Historia? ¿Bárbara estas segura de lo que estas diciendo? - dice un tanto dolido por las palabras de Bárbara.
- Nunca estuve más segura Santos Luzardo, es que tu mismo me dijiste antes de irte que yo era un abismo oscuro para ti, entonces no debes caer en el.
- No creo que no me ames - Bárbara suelta la carcajada.
- Ve haciéndote la idea - Santos se le aferra de un impulso a escasos milímetros de sus labios, Bárbara se sentía nerviosa de tenerlo tan cerca, pero se resistió y lo empujo - No te atrevas a tocarme - dice saliendo camino a la cocina dejándolo confundido.
- Kimberly nos vamos - decía Bárbara cargándola - Adiós Cecilia y gracias por cuidarla - Cecilia trata de sonreír mientras Bárbara se va en su caballo con su hija.
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...En el miedo...
- Kimy voy a pedirte un favor - le dice con ternura llevándola a su recámara. 
- El que quieras mami - responde ella metiéndose en su cama.
- No vuelvas a Altamira, no es prudente ni un buen lugar para ti.

- Esta bien - contesta cerrando sus ojos y quedándose profundamente dormida para evitar replicar ya que ella sabia que a su madre no le gustaba discutir con ella y menos cuando le daba una orden.
- Te amo hija - apaga la luz y se dirige a su cuarto - Necesito un trago - toma un vaso de whisky, pensando en Santos y su reencuentro luego de 10 años - Mira que no cambias doctorcito, sigues igual de guapo y convencido... 
- ¿Bárbara que haces bebiendo a estas horas? - pregunta Eustaquia entrando a la habitación.
- Sabes a quien vi con Kimberly 
- No me digas que...
- Si vieja a Santos Luzardo - dice suspirando.
- Ay Jesús, María y José.
- Ya entiendes porque ando con un trago a estas horas y no es que sea el alcohol la mejor medicina, pero ayuda a olvidar cuando no veo la salida - dice bebiendo de su whisky.
- ¿Bárbara tu todavía sientes algo por él? 
- No lo se vieja, es que lo vi ahorita ahí parado con esa mirada sería y me movió todo lo que yo creía olvidado, fue mucho tiempo... 

- Hay personas que aman una sola vez y no pueden olvidar, tu eres una de ellas...
- ¿¡Que voy hacer vieja!? Y si tienes razón...lo amo, amo a Santos Luzardo sin importar lo que paso, pero no puedo caer no puedo - dice abrazando a Eustaquia con lágrimas de desespero.
- Cálmate Barbarita, tu no le puedes decir a este - señala el corazón - que disimule y no sienta, no hagas nada sólo deja que el destino actué.
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...En Altamira...
- Bárbara no puedo creer que te haya visto - cierra los ojos para recordarla - ¿Será cierto eso de que tu y yo somos historia y ya no me quieres? 

- Que haces hablando solo Santos, pareces un alma en pena a esta hora y a oscuras - dice Cecilia - Estas así por Bárbara ¿verdad? 
- Si tía es que ahorita que estuvimos hablando me dejo sin palabras y no sabes me da rabia tan sólo pensar en que ella estuvo con otro y tiene a su hija con el, yo...
- ¿Estas celoso Santos?, lo que faltaba - dice Cecilia cruzada de brazos negando con la cabeza.
- Si, si lo estoy no puedo entender que sus labios ya no son míos ni ella.
- Esa mujer te tiene embrujado y no puedo creer que apenas llegas y ya vas detrás de ella otra vez.
- ¡Es que me rechazo tía!
- Lo tuyo es una obsesión Santos, tienes que sacártela de la cabeza por amor a Dios.
- Ninguna obsesión, ahora lo entiendo esto es amor tía, y lo comprendo por el solo echo de que sus palabras me dolieron, ¿Pero sabes que? Se qué todo eso es mentira ella me ama
- Por Dios Santos... esa mujer no ama.
- Tía no digas eso, tu no entiendes nada.
- Si entiendo Santos y por ese motivo quiero que te alejes de ella.
- No lo voy hacer tía - contesta Santos molesto encerrándose en su habitación.
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- Pero, ¿Que paso con él para que te pusieras así? 
- Que no paso vieja - dice caminando de un lado a otro en su cuarto - Pues casi nos besamos, pero no... Me contuve y me vine.
- Tu huyendo de Santos Luzardo como cambian las cosas.
- No me podía quedar ahí un segundo más, si lo hacia créeme que no estaría aquí todavía y sabes a que me refiero. 
- ¿Le vas a decir lo de su hija? - pregunta Eustaquia con la esperanza de que la respuesta de Bárbara fuera afirmativa, ella ya no quería guardar más ese secreto y menos con el padre en esas tierras.
- ¡Jamás! El no se puede enterar que Kimy es su hija porque así tendría un maldito motivo para estar conmigo.
- ¿Y eso no es lo que quieres?
- Pues sí, pero no... En este tiempo aprendí muchas cosas y yo no me voy a dejar de él porque soy vulnerable al estar enamorada de ese estúpido.
- Ay Bárbara a ti nadie te entiende... Vas hacer sufrir a el amor de tu vida.
- Por algo dicen por ahí que de lo bueno poco y el que quiera que sufra ¿No? - una idea se le paseaba por su mente y sonríe pícaramente.
- Me voy de aquí, no quiero saber que es lo que estas pensando porque nada bueno ha de ser, siempre tienes una mente toda retorcida - sale de su habitación.

- Si señor de lo bueno poco... - resuenan esas palabras en su cabeza mientras ella sonreía. 
Una noche larga acompañada por los sueños de Bárbara y Santos hasta que amaneció...
Los primeros rayos comenzaron a filtrarse por la ventana haciendo despertar a Bárbara quien tomó una ducha y se arregló como de costumbre con su sombrero y su fuete, luego se encaminó a despertar a su hija para llevarla a la escuela.
- Mama no quiero levantarme - se quejaba.
- Mocosa tienes que ir, anda a bañarte - le quita las cobijas.
- Ta bien - dice dirigiéndose al baño. 
- Esta niña me va a sacar canas verdes...
Al rato Bárbara ya estaba en la puerta de la escuela con su hija donde Cecilia la recibía como todos los días.
- Te comportas bien niña - decía Bárbara sonriendo.
- Claro que si, tu sabes que yo quiero ser una persona civilizada, ¿Sabes que se me ocurrió? quiero evitar las injusticias que se cometen por aquí...
- Ay no ya me saliste igual a tu padre con esas ideas de progreso - dice inconscientemente. 
- ¿Que? Mi papa... 
- Nada Kimy ya anda entra que se te hace tarde.
- Ojalá ni hable mucho de eso porque no quiero imaginarme la que se me arma si se enteran... - decía en voz baja viendo a su hija marcharse, Cecilia se le acerca al oír lo que Bárbara platicaba con su hija.
- Bárbara, ¿Podemos hablar? - pregunta Cecilia amablemente.
- Cecilia no le han dicho que es de mala educación andar escuchando conversaciones ajenas... - responde Bárbara sin inmutarse.
- Lo se, pero no pude evitar oír lo que usted dijo inconscientemente y como no le contesto a su hija.

- Ah ya veo por donde va la cosa, usted esas palabras que dijo Kimberly ya las había oído en algún lugar y como mi comentario era prácticamente obvio en su cabeza surgieron conclusiones ¿No? - dice Bárbara con cierto tono de altanería, pero eso era propio de ella.
- Más claro no lo pudo entender, ahora dígame lo que quiero escuchar por favor - pide Cecilia.
- Lo que quiere escuchar... - se cruza de brazos - como dicen por ahí que soy bruja y le puedo leer el pensamiento usted lo que quiere saber es si Kimberly es hija de su sobrino.
- Exactamente.
- Pues si, Kimberly es hija de Santos Luzardo...
- ¿¡Que!? - grita Cecilia.
- No bueno Cecilia si quiere se lo dice a todo el pueblo con esos gritos suyos - le dice enojada.
- Perdón, pero ¿Por qué Santos ni siquiera esta enterado es más ni su hija sabe que el lo es?
- Voy a ser clara, como usted se ha podido dar cuenta en el pueblo se rumoran muchas cosas, pero no están seguros de que el fuera el padre, así que usted y Eustaquia son las únicas y espero mucha discreción de parte suya - alza una ceja Bárbara con un tono un poco amenazante - Ni una palabra de esto a su sobrino, por favor ni siquiera le cambie el trato a Kimberly no quiero especulaciones ya que sabe que es su sobrina.
- Bueno, pero yo no entiendo porque todo lo suyo son mentiras y le oculta la verdad a Santos.
- Es muy sencillo, por el solo hecho de que el no merece saberlo, ¿No se fue muy contento con mi hija para la capital? 
- Pues si...
- Ahi esta mientras él se acostaba con mi hija, yo estaba criando a Kimberly sin su ayuda, además creo que esa noticia le hubiera caído como patada en el estomago y créame que no quiero darle un motivo a Santos Luzardo para que este cerca de mi - Bárbara toma su sombrero y con un ademan se despide dejando a Cecilia sola llena de dudas luego de conocer una verdad que se preguntaba hace bastante tiempo.

- Pero como es que nunca me di cuenta de esto, Dios mio ¿Ahora yo que voy hacer? - piensa entrando al salón de clases.
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Bárbara se disponía a tomar su caballo, pero alguien que no pudo identificar la tomo por detrás tapándole la boca con un trapo y llevándosela por los árboles hasta que ya estaba bien adentro donde nadie pudiera llegar fácilmente, pero Bárbara no sabía quien la había secuestrado ni que intenciones tenía.

- Hola - le dice Santos parándose enfrente de ella mientras ella lo miraba furiosa - Te estarás preguntando porque estas aquí... - le quita la mordaza y la desamarra para conversar mejor.
- Por que demonios cogiste esa maldita costumbre de tomarlo por las malas a uno - le da una bofetada. 
- Ya tranquilízate mujer - responde llevándose una mano al cachete.
- ¿Te has vuelto loco? 
- Se podría decir que si... Pero de amor por ti.
- No me vengas con eso, si no fuiste cursi antes ni te molestes en serlo que eso me repudia - dice enojada.
- ¿Por que quieres negarte a lo que sientes? 
- Es en serio ¿Eres estúpido o te haces? - pregunta - Tu como que no puedes asimilar que una mujer te rechace como te crees un don Juan, pero fíjate no lo eres...yo no soy como esas muchachitas que caen rendidas a tus pies por una mirada que les dedicas, por favor... por algo soy Doña Bárbara y a mi ningún hombre me va a manejar.
- Yo no quiero dominarte, tan solo quiero amar...
- Ay ni termines la frase Santos Luzardo, ¿En que quedamos? no me habías dicho que yo era muy poco para ti por el simple hecho de no ser instruida, como yo no nací en cuna de oro pues no soy digna para un hombre tan distinguido como tú y ahora que lo pienso hubiera sido mejor que nunca regresaras de la capital, así todos viviríamos bien... tú con Marisela y yo con mi hija.
- Bárbara tu no te crees lo que estas diciendo - le dice convencido.
- Jajajaja doctorcirto no me haga reír, no se da cuenta que no estoy dudando de mis palabras, es que todo esta muy claro, como me lo dijo alguna vez usted por su lado y yo por el mio ¿No le parece?
- Pues no, a mi no se me da la gana de alejarme de ti.
- Pero si es bien terco, ayer le dije las cosas como son y si quiere se lo repito "Usted y yo somos historia" - sentencia con firmeza, cruzándose de brazos creyéndose triunfadora.
- Bárbara yo se que todo lo que me dijiste ayer es mentira, se que me amas como yo a ti - responde tomándola de la cintura atrayéndola a el. 

- Que no me toques - réplica sacando su revólver - si no quieres que te meta un tiro por secuestrarme y acosarme.
- No te atreverías...
- ¿Si? ¿Y por qué no? - pregunta desafiante.
- Porque estarás entretenida en otra cosa.
- ¿En que? - Santos toma el revólver con un movimiento rápido y sujetándola de las muñecas la besa apasionadamente como si fuera el último beso de su existencia, ella no podía evitar corresponderle anhelaba ese beso tanto como él, era como si la vida se les fuera en ello.